jueves, 22 de abril de 2010

NO PERMITAMOS TAMAÑO DESPROPÓSITO

Un pueblo sin memoria se convierte en un espectro

que vaga por espacios sin puntos cardinales”


AUGUSTO ROA BASTOS


No se trata solamente de recuperar unos restos humanos. No se trata, en este caso, de apoyar a un juez del que todos conocemos sus defectos y sus virtudes. Es mucho más lo que está en juego. Se trata de la dignidad del pueblo español, de la génesis misma y de la estatura moral de nuestra democracia.

Digámoslo claramente: tal como se traduce en los medios de comunicación internacionales y parte de los nacionales, el proceso contra Garzón, promovido por Manos Libres y la Falange de las JONS - y aplaudido por muchos otros deleznables habitantes de la caverna hispánica-, implica la justificación de los crímenes de la dictadura fascista de Franco (una de las más crueles que ha conocido la Europa del siglo XX) y su blindaje frente a cualquier investigación judicial.

Si no es suficiente baldón para el Reino de España el ocupar la segunda posición en la infame clasificación mundial de desaparecidos, por detrás de Camboya; si aún cabía más ignominia, mayor escarnio para las víctimas, sólo faltaba que este sistema judicial heredero del fascismo que nunca sentó en el banquillo de los acusados a NINGUNO de los asesinos que ordenaban los fusilamientos, a NINGUNO de los torturadores de la Brigada Político-Social, a NINGUNO de los farsantes del Tribunal de Orden Público... sólo faltaba que los herederos de ese nefasto régimen vengan ahora -35 años después de la muerte de Franco- a condenar a un juez por intentar ofrecer una pizca de reparación, dignidad y justicia a esos hombres y mujeres que defendieron con sus vidas la legalidad democrática de la República y cuyos cuerpos aún yacen abandonados en las cunetas.

Si dejamos que la extrema derecha se salga con la suya, aparte de constituir a España en un caso insólito de la injusticia universal y de vulneración de los derechos humanos fundamentales, supondrá la derrota definitiva del movimiento memorialista y republicano y el olvido permanente de las víctimas del franquismo, una losa colosal sobre la memoria de sus familiares que aún hoy siguen peregrinando de juzgado en juzgado reivindicando un poco de justicia para los suyos.

No podremos soportar tanta vergüenza y tanto oprobio.